El universo de la gastronomía engloba infinidad de matices, sensaciones, aromas y sabores que podemos percibir y disfrutar. Existe tal cantidad, que es complicado explicar exactamente lo que es el maridaje, que podríamos definir como la fusión intrínseca y armoniosa entre dos componentes, ya sean comida o bebida. Aun así más allá de esta explicación técnica, en el maridaje encontramos oculto el genuino sentido del placer en la cata y degustación gastronómica. Y es que, a veces es posible hallar la combinación ideal que nos permite saborear y deleitar a nuestros cinco sentidos.
No se han establecido normas, ni razonamientos científicos o técnicos que esclarezcan por qué existen combinaciones que pueden ser divinos puntos de encuentro entre el placer de comer y beber. No obstante, una norma que sí es de lógica, es la de emplear la intuición y el gusto personal de cada uno, ya que eso nos ayudará a descubrir unos maridajes excelentes.
Así mismo, sí que existen algunas pautas que podemos respetar, como el que los sabores de la bebida no queden por encima de los de la comida, y viceversa. Debe existir un equilibrio y consonancia entre aromas y sabores. Una bebida tiene la capacidad de equilibrar el gusto o el aroma más sobresaliente del plato. Pero también puede provocar el contraste, una especie de maridaje por la disparidad de polos opuestos, que será perfecto si no existe un vencedor claro, sino un empate armónico. Y en este caso podemos incluir el que existe entre la cerveza y el jamón ibérico.
Los aficionados a la cerveza siempre han dicho que existen tantas clases de cerveza como cerveceros hay en el mundo. En verdad, lo que hace realmente complicado catalogar las cervezas no es la diversidad de tipos, sino la infinidad de estilos distintos a la hora de elaborarlas. El repertorio de ingredientes e incluso el agua empleada pueden hacer distintas cada una de las cervezas que probamos. Mi consejo es escoger una buena cerveza, y para ello lo mejor es aprovechar las bondades de Internet para comprar cerveza artesana online desde la comodidad de nuestra casa, eligiendo la que mejor se adapte a nuestro gusto.
La cerveza puede ejercer un papel muy significativo como acompañamiento de diversas carnes o embutidos, quizás por eso el maridaje entre el jamón ibérico y la cerveza está tan en boga actualmente. La explicación más científica y con fundamento culinario es que los ácidos de la cerveza casan a la perfección con el jamón ibérico, dejando que los sabores trabajen en el paladar manteniendo su personalidad.
Y ahora que estamos en plena época estival, la verdad que es una combinación que se presta a cualquier ocasión, ya sea un aperitivo o una comida, pues con el calor, la cerveza es una bebida que aplaca la sed a la perfección. Según los entendidos, las clases de cerveza que mejor maridan con el jamón (en especial si es de bellota), son las cervezas más comunes, como las lager, que poseen un sabor pronunciado. Nos encontramos ante un enlace que rebosa armonía por los cuatro costados. Igualmente hay que prestar atención a la calidad del jamón, por eso también os recomiendo adquirir este preciado manjar en algún sitio web de venta de jamones ibéricos, pues escogiendo una buena pieza, el resultado será excelente.
El jamón se compagina a la perfección con todos los sabores que sobresalen en el paladar, poniendo como ejemplo el picante, el amargo o el ácido, en este caso el de la cerveza. De esta manera, el sabor que nos aporta el jamón (salado y a la vez dulce, seco pero graso… indiscutiblemente delicioso), sobre todo cuando se presenta cortado en finas lonchas, resulta perfecto si lo unimos a sabores como el de la cerveza. La cerveza y el jamón se idolatran, ya que la frescura de la cerveza intenta batallar con el dulzor del jamón ibérico, aunque converge a medio camino para formar una combinación magnífica.
