De entre los alimentos más saludables a la hora de prepararnos algo para cenar, destaca el clásico jamon cocido por sus propiedades nutricionales y digestivas. Y es que esta delicatessen proveniente del cerdo posee un 20% menos de grasa que la carne de origen, pero aun así mantiene las extraordinarias cualidades proteicas del animal.
El jamón cocido posee otros nombres, como el de jamón york, debido a que empezó a ser conocido en la ciudad de York, Inglaterra. Al ser un fiambre cocido y provenir del cerdo, su sabor es más suave que el de otros jamones, por lo que también se le suele llamar jamón dulce.
Del jamón cocido podemos destacar su gran aporte de proteínas de alto valor biológico, ya que en 100 gramos existen 18 gramos de estas moléculas y eso supone en torno al 10% de las proteínas que necesita nuestro organismo diariamente. Todo ello con un aporte de 108 calorías y 3 gramos de grasa por cada 100 gramos de jamón cocido, constituyendo un alimento ideal para emprender un régimen o controlar nuestra ingesta calórica.
Esta demostrado que las proteínas sacian nuestro organismo, por lo que es otro añadido para incluirlo en nuestra dieta baja en calorías. También está recomendado para los deportistas, ya que se encarga de mantener la masa muscular del cuerpo. Esto también nos ayudará a contrarrestar los efectos de perder masa muscular si perdemos peso, por lo que es otra ventaja si vamos a seguir una dieta en la que comeremos menos.
Otro nutriente del que puede alardear el jamón cocido es el hierro, ya que posee una gran cantidad de este constituyente (alrededor del 8% de la cantidad diaria recomendada por cada 100 gramos), por lo que también está recomendado en estados de anemia o de fatiga. Otras sales minerales presentes en el jamón cocido son el potasio, zinc, fósforo o magnesio.
De entre las vitaminas a destacar, encontramos notables cantidades del grupo B, que ayudan al organismo en diversas funciones elementales. Entre ellas encontramos la de mejorar la eficiencia para gestionar las grasas y proteínas, y por ende los procesos digestivos. También ayudan al buen funcionamiento del corazón, la piel, las articulaciones y refuerzan el sistema inmunológico y nervioso.
Ahora también existen gamas que resultan si cabe más saludables, como las que llevan poco sal (para cuidar la hipertensión), o el jamón cocido sin fosfatos ni aditivos. Estas gamas son ideales para grupos como embarazadas o personas mayores que tienen que cuidar más su salud. Y es que el jamón cocido destaca por ser muy digestivo, por eso se puede tomar a cualquier edad. Esto es debido a que no posee mucho colágeno y que la acción de sus enzimas descompone las proteínas en los aminoácidos esenciales más fácilmente. De hecho es uno de los alimentos recomendados para que los bebés se vayan acostumbrando a la dieta adulta, y de paso les sirve para un mejor crecimiento y desarrollo.
Debido a que la cena es la última comida que realizamos al cabo del día, en teoría debe ser la más ligera y digestiva. Es por ello que cabe destacar que una cena rica en proteínas nos ayudará a recuperarnos mejor y nos ayudará en el proceso de reestructuración del cuerpo durante la noche. Si analizamos estos dos factores, encontramos que el jamón cocido, al poseer un alto contenido proteico con las mínimas calorías, es un gran aliado para nuestras cenas.
A continuación os dejo un muestrario de donde podréis escoger una receta para cenas ligeras y así tener ideas nuevas si queréis empezar a cuidaros.