El yogur es un alimento que está recomendado para cualquier persona, sea cuales sean sus pautas alimenticias. Diversas recetas culinarias y remedios de toda la vida lo han integrado como base. Esto es debido a sus numerosos beneficios para el organismo, siendo una fuente alimenticia muy saludable.
Y es que el yogur nos ayuda a reducir el colesterol, disminuye los efectos negativos de los antibióticos y logra absorber las grasas. Está demostrado que el yogur, como buen lácteo, es capaz de encapsular parte de la grasa de lo que comemos hasta que lo eliminamos, por eso tienen ese efecto extra para alguien que siga una dieta. También cabe añadir que casi no hay otro alimento que ofrezca tantos gramos de proteínas por tan pocas calorías, pues son alrededor de 4-5 gramos por unas 50 calorías (en el caso de los yogures desnatados). Y las proteínas se encargan de saciarnos, por lo que viene genial para quitarnos el hambre en una cena, por ejemplo.
Sobre los componentes alimenticios, posee calcio, magnesio y fósforo, que son minerales esenciales para mantener los huesos en perfecto estado. Resta decir que para los niños, mujeres embarazadas y aquellas que después de la menopausia están en riesgo de sufrir osteoporosis, el yogur es un gran aliado como una fuente cómoda de asimilar calcio.
El yogur es un producto que procede de la fermentación de la leche, aunque su digestión se realiza con una mayor facilidad. Y algo que mucha gente desconoce es que los intolerantes a la lactosa pueden tomarlo sin problemas y disfrutar de lo bueno que nos aporta. El yogur, al contrario que la leche, casi no posee lactosa ya que previamente ésta ha sido convertida en ácido láctico gracias a la acción de las bacterias. De esta manera, los yogures son perfectos para personas intolerantes a la lactosa.
El yogur a fin de cuentas, es leche fermentada por bacterias, sin más secreto. Esto es fácilmente demostrable porque si añadimos yogur a la leche, conseguiremos elaborar más yogur. Posee más de 100 millones de bacterias vivas que contienen grandes cantidades de vitaminas del grupo B. Por eso estas bacterias resultan beneficiosas para nuestro cuerpo, ya que nos ayudan a atacar las diversas infecciones que puede sufrir el sistema digestivo.
Dichas bacterias son probióticas, permitiéndonos recuperar nuestra flora intestinal hasta unos niveles óptimos. Y es que, gracias a esa población de miles de millones de bacterias con las que convivimos siempre, podemos realizar la digestión. Aunque nos pueda sonar extraño, debido a su cooperación conjunta podemos procesar lo que comemos y batallar contra las bacterias nocivas que aparecen como fruto de la descomposición de nuestra comida. Es por eso que son imprescindibles para vivir con salud, o si no, nos debatiríamos entre diarreas y estreñimientos frecuentemente.
Las bacterias que se encargan de fermentar el yogur transforman la lactosa, que es el azúcar natural que posee la leche, en ácido láctico. Debido a esto el yogur contiene una proporción de lactosa inferior a la leche, tan sólo unos 4 gramos aproximadamente. Y el dato que interesará a las personas intolerantes a la lactosa, es que los fermentos del yogur nos ayudan a realizar la digestión de dicho elemento en nuestros intestinos, por eso es recomendable para las personas con problemas para procesar la lactosa, algo que atañe al 34% de la población española.