Hay quien asegura que fue una doncella al servicio del rey polaco Stanislas Leszczynski la que inventó estos bollos tan populares y que fue la hija del rey Luis XV quien decidió ponerles el nombre de la genial repostera. Esta receta a base de mantequilla permite, además, conservarlas durante varios días.
Dificultad: Fácil
Tiempo medio de preparación: 20 minutos de preparación y 10 minutos de cocción.
Ingredientes para 18 magdalenas:
– 120 gr. de azúcar
– 120 gr. de harina tamizada
– 1 pizca de sal
– 4 huevos
– 120 gr. de mantequilla, 20 gr. para el molde
– 1 cucharadita de levadura química
– 4 gotas de extracto de vainilla o de licor de azahar
– 2 cucharaditas de ralladura de naranja o de limón
Necesitaremos también un molde para magdalenas.
Elaboración:
Preparación – Ponemos a derretir la mantequilla al baño María. En una fuente honda, rompemos los huevos, añadimos la pizca de sal y el azúcar. Batimos con el batidor de mano hasta que la mezcla quede blanca y espumosa.
Mezcla – Mezclamos la harina y la cucharadita de levadura en un bol. Incorporamos lo anterior a la mezcla de huevos y azúcar. Vertemos 4 gotas de extracto de vainilla y la ralladura de naranja o de limón.
Amalgama – Mezclamos rápidamente con ayuda de una espátula de madera, pues la pasta no debe trabajarse demasiado. Cuando quede bien lisa, añadimos la mantequilla derretida y mezclamos bien. Precalentamos el horno a 210º C.
Relleno del molde – Untamos el molde de magdalenas con mantequilla y lo enharinamos ligeramente. Vertemos la pasta con ayuda de una cuchara sopera o de un pequeño cucharón, llenando cada concha hasta los tres cuartos.
Cocción – Introducimos el molde en el horno durante 10 minutos. Las magdalenas deben quedar de color amarillo dorado. Si es necesario, bajamos la temperatura del horno a 180º C y cocemos las magdalenas durante 5 minutos más. Desmoldamos y dejamos enfriar.
Notas
Estas magdalenas se pueden saborear recién hechas, aunque también se conservan perfectamente durante una semana aproximadamente en un recipiente cerrado. Hay incluso quien las prefieren ligeramente secas y más crujientes. Por lo tanto, se pueden doblar las cantidades para preparar más magdalenas.
Las magdalenas elaboradas con moldes de concha adquirieron su carta de nobleza con el famoso párrafo de la novela «En busca del tiempo perdido» de Marcel Proust, en la que el escritor narraba el instante en que, al mojar una de estas magdalenas en una taza de café, afloraron con fuerza los recuerdos de su infancia.
