Consejos para conservar el vino

Es posible que, como amantes del vino, hayamos pensado alguna vez si estamos conservando correctamente las botellas de vino en nuestra casa. Y es que es importante que el vino se almacene correctamente para que guarde intactas sus cualidades organolépticas.

La mejor forma es, sin lugar a dudas, guardando las botellas en vinotecas (Aquí podéis ver análisis de modelos), ya que reproducen el medio más adecuado para que las condiciones de conservación sean optimas.

vinoteca

Debemos tener en cuenta algunos criterios que pueden influir en su conservación, como la temperatura, humedad, luz ambiental, posición, etc. Para que conozcáis estas condiciones, vamos a daros algunas recomendaciones para conservar mejor el vino en vuestra casa.

La temperatura del vino

Si hay un factor decisivo a la hora de conservar debidamente nuestras botellas de vino, es la temperatura ambiente. En caso de no guardarlas a la temperatura idónea, podríamos provocar que incluso el vino se estropee.

Si no disponemos de una vinoteca para controlar la temperatura, lo mejor es que el sitio presente una temperatura ambiental que esté entre los 9ºC y 16ºC. También es importante que la temperatura no sea fluctuante, ya que degradaría la calidad del vino.

Es por ello que la cocina no es la mejor estancia de la casa para guardar las botellas, ya que suele ser una de las que más cambia de temperatura, como por ejemplo, cuando cocinamos. Tampoco es buena cualquier estancia en la que se suela poner la calefacción o el aire acondicionado.

El porqué de este cuidado en la temperatura, es que el calor dilata cualquier líquido, y ello puede causar que el corcho salga de la botella. Finalmente, el aroma del vino llegaría a oxidarse y el gusto también se degradaría.

Es mucho mejor decantarse por una bodega, un sótano o incluso un trastero en su defecto.

Aun así, la mejor opción para una casa es adquirir una vinoteca, gracias a la cual lograremos las mejores condiciones para las botellas de vino, y todo ello en un espacio muy reducido. También es muy cómodo porque tendremos el vino a mano y nos despreocuparemos por su conservación.

La humedad ambiental

La humedad relativa del ambiente también puede afectar a la calidad del vino. Lo ideal es que dicha humedad ambiental esté en torno a un 70% y no baje ni suba de ese valor, ya que podría causar problemas al corcho de la botella.

Si la humedad es baja, hará que el corcho se seque, mengüe y se produzca una fisura por la que entrará el aire, algo que estropeará el vino oxidándolo.

Pero si la humedad es muy alta, podría favorecer el desarrollo de moho en el corcho e incluso las etiquetas de las botellas. Tampoco sería una situación beneficiosa para el vino.

Por eso, un nivel adecuado de humedad permitirá que el corcho se mantenga en óptimas condiciones al evitar la evaporización.

Si no disponemos de una vinoteca, siempre podemos controlar la humedad ambiental con un higrómetro que mantendremos cercano a las botellas. De esta forma, podremos revisar si existen variaciones en la humedad y el nivel de la misma.

Olores y limpieza

Aunque pueda parecer que no importe, también debemos conservar las botellas de vino en sitios limpios y bien ventilados. Por ejemplo, sería fatal que un olor fuerte como el del disolvente, fuera recurrente en la estancia y estuviera cerca del vino.

Por eso lo mejor es que las botellas estén aisladas de olores fuertes, ya que éstos podrían impregnarse al corcho y estropear la calidad del vino.

Nada de luces directas

Otro de los elementos que debemos cuidar es la luz existente en el ambiente. Debe ser lo más tenue posible, así que como imaginaréis, debemos evitar que cualquier clase de luz directa incida en las botellas.

Tanto la luz solar, como cualquier otra artificial, degradan el vino. Y es que la luz origina diversas reacciones químicas que oxidan el vino o fotodegradan la riboflavina que hay en el mismo, un problema que hasta tiene nombre: la “enfermedad de la luz”.

Por ejemplo, la luz ultravioleta de un fluorescente también afecta al vino, por eso se siguen empleando botellas de color verde y negro para proteger al vino de la luz ambiental. Estos colores consiguen filtrar entre un 30% y un 60% las radiaciones lumínicas.

Por eso lo mejor es conservar las botellas de vino en espacios totalmente oscuros o con una luz lo más leve posible. Para tal efecto, las vinotecas son perfectas, ya que tienen la puerta opaca o algún filtro solar en el cristal de la misma.

Ruidos o vibraciones

Este punto es sencillo de explicar. Al vino también le pueden afectar las vibraciones o el ruido que las producen, por eso es mejor tener las botellas aisladas de cualquier ruido o vibración.

De este modo, es mala idea conservar las botellas en un garaje, ya que es una zona donde pueden predominar las ondas sonoras fuertes.

Esto también se puede aplicar al manejo del vino. Es mejor que las botellas reposen y no sean agitadas o manipuladas con frecuencia.

Posición de las botellas

La posición de las botellas de vino también es algo que debemos tener en cuenta para la buena conservación organoléptica del caldo. La mejor posición es guardar las botellas tumbadas en horizontal.

De esta forma, el vino estará siempre en contacto con el corcho, evitando que se seque, pierda elasticidad y genere alguna fisura por la que entre el aire. Como hemos dicho antes en el punto de la humedad, si el aire entra en la botella, oxidará el vino.

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La única excepción en cuanto a la posición pertenece a los vinos espumosos, como el cava o el champán, que podemos dejar en vertical. Esto es así porque el gas carbónico de estos vinos sube hacia arriba y mantiene un buen nivel de humedad cercano al tapón, evitando que se seque.

Aparte, la posición vertical de la botella permite una mejor conservación del gas carbónico en estos vinos espumosos.

Tiempo de conservación

No todos los vinos mejoran con el paso del tiempo, como muchas veces creemos. Y es que normalmente un vino joven tiene que consumirse el mismo año que lo hayamos adquirido. Esto no quiere decir que sea malo, sino que no ha sido preparado para que dure más allá del año.

Normalmente los vinos económicos no mejoran con el paso del tiempo ni suelen durar mucho, mientras que los crianzas pueden durar de 5 a 10 años y los reserva o gran reserva alcanzan los 15 años sin perder cualidades organolépticas.

Los vinos blancos jóvenes entran dentro del grupo de consumición más rápida, aunque si han sido elaborados en barrica, pueden llegar a los dos o tres años perfectamente.

Por eso es mejor tener en cuenta esta caducidad según el tipo de vino, ya que no podremos conservarlo tan bien como lo hacen en las bodegas.

En esta caducidad intervienen algunos elementos como la edad del vino, la añada, el área de donde proceda, la clase de uva con la que se prepare o el tiempo y clase de crianza.

Por nuestra parte, también importa si hemos respetado los consejos para conservar correctamente el vino en nuestra casa y el sitio donde hayamos guardado las botellas.

Consejos finales

Cuando hayamos abierto una botella de vino y no vayamos a terminarla, es mejor guardarla en el refrigerador. Si reducimos el contacto entre el líquido y el aire de la botella, mucho mejor, ya que evitaremos la oxidación del vino.

Para ello podemos trasladar el vino a una botella más pequeña, que cerraremos enérgicamente con un corcho. Incluso podemos extraer el aire de la botella con una bomba de vacío.

También es importante que cuidemos la temperatura del vino a la hora de servirlo. Aunque hayamos respetado las buenas prácticas a la hora de guardarlo, podemos echarlo todo a perder si no lo hacemos a la temperatura óptima.

Por ejemplo, los vinos blancos y rosados es aconsejable servirlos entre 5ºC y 13ºC; los espumosos y cavas algo más fríos, entre 5ºC y 7ºC; los tintos jóvenes a unos 15ºC y los tintos de crianza entre 13ºC y 19ºC.

Seguro que si seguís las recomendaciones expuestas, lograréis conservar vuestras botellas de vino a la perfección. De esta forma, podréis disfrutar del placer de una copa de vino en cualquier ocasión, ya sea solos, o acompañados.

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