Cómo se elaboran los churros con máquinas manuales

Una de las antiguas costumbres que más nos gusta repetir siempre que podemos, es la de desayunar con churros. Servidos con un chocolate a la taza o junto a un café con leche calentito, los churros son una joya de la gastronomía española. Aunque podemos elaborarlos en nuestra casa siempre que queramos, resulta más cómodo y limpio comprarlos en sitios especializados como churrerías, casetas de ferias o puestos ambulantes, así como tomarlos en cafeterías o chocolaterías.

Resulta que la procedencia del churro está sin esclarecer actualmente, por lo que sólo podemos teorizar algunas hipótesis sobre su origen. Unos dicen que su procedencia recae en la antigua China, y que los navegantes portugueses lo exportaron a Occidente. Incluso existe la leyenda de que un emperador chino impidió bajo condena de muerte que la receta saliera del país. Otra conjetura señala a los árabes como los creadores de la fórmula churrera. Más cercano resulta el origen que lo emplaza en la Cataluña de principios del siglo XIX; o incluso la creencia de que podrían ser los pastores quienes elaborasen los primeros churros, y nombrasen así a esta masa en honor a la raza de ovejas denominada Churra.

La aparición de la máquina de churrera manual ha simplificado mucho el proceso para los comercios y la hostelería, ya que pueden prepararlos de manera sencilla respetando las normas higiénicas. Otra de sus ventajas es que se evitan las salpicaduras de aceite por la forma en que la máquina de churros manual tiene de despachar la masa. Para ello se sirve de un novedoso mecanismo de corte de la masa, que permite trabajar de una manera más segura evitando salpicaduras de aceite. Si queréis saber más sobre churreras manuales os recomiendo echarle un vistazo a la página de Inblan. Podéis ver los distintos tipos de churreras que existen en el mercado.

churros

Por supuesto, otra de las características de la máquina de churros manual, es que puede dotar a la masa de la forma deseada. Para ello simplemente se debe cambiar la boquilla de salida, consiguiendo formas rectas, de porra, de lazo o de rosca por ejemplo. La rapidez también es otra de sus ventajas, ya que podemos conseguir hasta 10 churros por corte, y la sencillez en su manejo, que no requiere de mucha fuerza por el mecanismo anti-retorno de presión de masa llamado trinquete, que permite la salida de la masa de forma más fácil.

El mundo de los accesorios para churreras ha evolucionado mucho, y ya es posible encontrar hasta máquinas para rellenar los churros, o churreras automáticas digitales que simplifican el proceso mucho más si cabe.

El secreto para una buena masa de churros es elaborarla de la forma correcta y siguiendo los pasos al pie de la letra. Primero comenzamos tamizando la harina de trigo, que debe ser de la mayor calidad posible, y la reservamos. En una olla calentamos el agua junto a la sal y un poco de aceite, margarina o mantequilla, y cuando comience a hervir, se añade la harina de golpe y se mezcla con fuerza para conseguir una masa homogénea y que esté bien ligada. Luego se deposita la masa en la churrera y se fríen los churros en aceite bien caliente hasta que adquieran su reconocido color dorado.

Los puristas del churro nos recomiendan servirlos sin ningún aderezo adicional, pero lo más típico es que se espolvoreen con azúcar para que el resultado sea más dulce. Aunque es un proceso en teoría sencillo, tiene su ciencia, por eso cuando compramos los churros donde los preparan bien, con las herramientas y los procesos bien realizados, el resultado es inmejorable. Es tradicional tomarlos en una cafetería o chocolatería tras una noche de fiesta, o bien en las casetas y puestos que hay en las ferias, sin dejar de lado las churrerías tradicionales que se dedican exclusivamente a este menester.

En Madrid son muy típicos los churros en forma de lazo, que tradicionalmente se servían ensartados en un junco flexible, o los chiribiquis, que tienen forma de palo. Otra costumbre es la de acompañar los churros con chocolate caliente para mojarlos; de hecho en los Madriles podemos encontrar numerosos locales de gran fama que los sirven de esta manera y llevan haciéndolo desde el siglo XIX. Aquí tenéis una lista de las mejores churrerias de Madrid, ya que son una visita gastronómica obligada cuando nos encontramos en la capital española.

En Madrid también se les llaman churros verbeneros, ya que se consumen en las verbenas y ferias itinerantes, y continúan siendo una tradición indispensable en la madrugada del 1 de enero, tras la fiesta de Nochevieja y como una forma de recibir al año nuevo. Normalmente se degustan como desayuno o merienda, y aparte del chocolate, se pueden acompañar con café, anís o coñac.

En la región andaluza los churros poseen infinidad de nombres distintos, como los famosos tejeringos que hallamos en las provincias de Granada, Málaga y Cádiz; los jeringos de Córdoba (cuyo nombre hace alusión al instrumento con forma de jeringa que se emplea en su elaboración); o calentitos, que es como se les llama en Sevilla o Huelva, aunque también pueden denominarse masa frita; finalmente, en la provincia de Jaén se les llama tallos.

Y es que está en nuestras manos el perpetuar las tradiciones gastronómicas, y más cuando son tan dulces y placenteras como la de comer churros los domingos. Es una excelente forma de continuar degustando este sabroso alimento de generación en generación, aparte de servirnos como excusa para reunir a toda la familia o a un grupo de amigos en torno a una misma mesa.

churros chocolate

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